En el ámbito de las intervenciones estéticas, hay una técnica que está tomando fuerza en los últimos tiempos debido, entre otras muchas razones, a su sencillez y su efectividad.
En el ámbito de las intervenciones estéticas, hay una técnica que está tomando fuerza en los últimos tiempos debido, entre otras muchas razones, a su sencillez y su efectividad. La mesoterapia facial es un tratamiento médico, que junto a la bioplastia o relleno con implantes y la infiltración de toxina botulínica se ha situado por méritos propios, entre los mejores tratamientos médicos para prevenir y tratar los efectos del envejecimiento facial.
Este tratamiento consiste en una serie de pequeñas inyecciones que se realizan sobre la parte más superficial de la piel, corrigiendo arrugas y flacidez y revitalizando el estado general de la cara. Su gran ventaja respecto a la utilización de cremas hidratantes es que con la mesoterapia el producto penetra completamente en la piel, algo de lo que la vía tópica se queda muy lejos. Además, el uso de estas inyecciones asegura que los efectos del tratamiento van a poder darse de forma mucho más localizada que si empleásemos cualquier otro método.
El material que se inyecta está compuesto por una mezcla de vitaminas (A, B, C, E y K), ácido hialurónico, oligoelementos y minerales. Además, en muchas ocasiones este tratamiento es complementado con la aportación de factores de crecimiento procedentes de las plaquetas del propio paciente. Como resultado, se produce un rejuvenecimiento de la piel, que cobra tersura muy rápidamente. Y es que el proceso de inyección de estos activos no suele extenderse por más de quince minutos aunque, como ocurre con cualquier tipo de tratamiento, serán las características personales de cada paciente lo que determine el tiempo que se requerirá en cada caso.
En cuanto a la duración, hay que señalar que sus efectos normalmente no van más allá de los tres meses. Es por esto que se recomienda acudir a unas sesiones de mantenimiento con una frecuencia de entre dos y cuatro meses, para conseguir de esta forma que los resultados puedan llegar a prolongarse en el tiempo.
Su aplicación no está contraindicada para ningún caso especial, pero hay que tener en cuenta que éste y cualquier otro procedimiento estético no están aconsejados en mujeres embarazadas o en período de lactancia, así como en pacientes con una reacción o infección cutánea activa o problemas de coagulación.
La intervención no suele conllevar efectos adversos (en todo caso algo de dolor, inflamación enrojecimiento de la zona...), pero esto sucede en una cantidad mínima de casos. Por eso, lo que nunca podemos dejar de aconsejar es que el paciente se ponga siempre en manos de los profesionales más expertos en la materia si quiere obtener los mejores resultados.